El Valle de Qadisha fue el escenario de uno de los primeros y más importantes asentamientos monásticos cristianos del mundo. Sus monasterios –antiquísimos en gran parte– se alzan espectaculares en medio de un paisaje accidentado. En sus cercanías se encuentran los vestigios del gran bosque de cedros del Líbano, sumamente apreciados en la Antigüedad para la construcción de grandes edificios religiosos.
Valle Santo y Bosque de los Cedros de Dios
Uadi Qadisha
El Uadi Qadisha es el sitio donde se sitúan algunas de las comunidades monásticas más antiguas de Oriente Próximo. Las cuevas naturales del valle, que estaban dispersas y eran de difícil acceso, proporcionaban a los monjes y eremitas las condiciones de aislamiento suficientes para vivir la devoción, soledad y contemplación cristiana.
Los Cedros de Dios
Los cedros de Dios son los supervivientes de los inmensos bosques de cedros que cubrían antiguamente las laderas del monte Líbano. Su madera fue explotada por los asirios, los babilónicos y los persas así como los fenicios. La madera era especialmente estimada por los egipcios para la construcción naval. Salomón los utilizó en la construcción del primer templo de Jerusalén y el Imperio otomano también los utilizó para construir su sistema de ferrocarril.1
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Los Cedros de Dios
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